Lleva 40 años dedicándose a lo que más le gusta: trabajar en una botica. Desde que abriera su propia farmacia en un barrio céntrico de Zaragoza, Bernardo Juan vive intensamente su vocación de servicio público. «Comencé mis estudios en la Universidad Complutense. Las prácticas en la Facultad me encantaban y el manejo de aparatos de laboratorio me fascinaba».
Se inició en esta andadura solo, pero con muchas ganas y entusiasmo. «Decidí comprar una farmacia en traspaso al no tener experiencia en el montaje y colocación de una nueva. Aunque era modesta, al poco tiempo y con muchos esfuerzos, empezó a remontar. Fueron tiempos duros en donde lo gestionaba yo todo, sin ayudantes, incluidas las guardias, que, en aquellos tiempos, eran de tres días seguidos».
Todo ha cambiado mucho desde entonces. Este experimentado boticario ha presenciado lo que denomina como la eclosión de la industria farmacéutica. «Nos ha invadido llenando nuestros almacenes de productos repetitivos sin ninguna innovación, muchos de ellos de ínfima utilidad, aunque adornados de campañas publicitarias agresivas». Ante esta situación, Bernardo Juan siempre opta por «evitarlas e intentar proyectar al público una información real sobre el uso de los medicamentos».
El nuevo estilo de vida, la mayor calidad en los hogares y una mayor tendencia hacia el cuidado y el bienestar han potenciado las visitas a la farmacia en busca de productos especializados. «A mi oficina de farmacia, que está en una zona urbana y desde la que se puede ver el Pilar, acudía fundamentalmente gente humilde, pero con el paso del tiempo viene cada vez más gente joven y con niños. La farmacia evoluciona con el barrio, ambos tienen vida, y debemos ajustarnos a las necesidades de nuestro público».
Cuando le preguntamos si considera que la profesión está viviendo un periodo de dificultad, este farmacéutico de corazón alude a lo relativo de la situación actual, y sentencia: «Siempre ha habido problemas. Con la edad y los años de experiencia te das cuenta de que en todas las épocas anteriores hemos tenido motivos de inquietud, temores, malas relaciones con la administración, etc. Sin embargo, de todas hemos salido, no digo airosos, pero sí dignamente vivos».
Un mensaje positivo para unos tiempos difíciles. «Lo que de verdad me preocupa es la falta de unidad, las luchas intestinas para competir entre nosotros. Lo que en un principio podía interpretarse como reflejo de esta nueva sociedad basada en la competencia leal para beneficio del consumidor, se ha convertido en una guerra de precios y tácticas que daña nuestra imagen convirtiéndonos en simples expendedores de productos, y esto no puede ser».
En este sentido, echa en falta más colaboración por parte de los poderes públicos. «La administración no aporta nada al respecto, ya que no le interesa interferir. Eso sí, aprovecha mientras tanto para ir rebajando cada vez más el precio de los medicamentos utilizando como pretexto que la farmacia puede sobrevivir por otras vías». No obstante, también se han tomado medidas en estos años que han beneficiado mucho a la labor diaria del farmacéutico. «Uno de los mayores aciertos ha sido la receta electrónica y con la incorporación de otras CCAA de este sistema este año, será más cómodo para la población el acceso al medicamento».
Herramientas como la receta electrónica son útiles para un futuro cada vez más cambiante, el cual Bernardo Juan ve con muchas exigencias, pero repleto de oportunidades. «El pronóstico no es bueno. Debemos ser conscientes de la idea de cambio que no tiene por qué ser negativo, sino todo lo contrario. Las nuevas formas de comercio, la red, las costumbres de la población más joven, etc., deberían obligarnos a adaptarnos para ofrecer un servicio profesional más personalizado, esa es la clave».
Nuestro farmacéutico tiene claro cuál es su cometido y la esencia de la farmacia: «La oficina de farmacia debería conservar la idea de salud y no estar centrada en el precio. Las tendencias deberían ir encaminadas hacia una atención personalizada y especializada. Nunca de carrito y pase por caja».
Fuente: Imfarmacias.es